La pandemia provocada por el SARS-CoV-2 avanza a gran velocidad, lo que ha llevado a implementar medidas globales de prevención, manejo y control sin antecedentes. El dinamismo de la enfermedad genera gran preocupación en todos los sectores de la sociedad, sobre todo en la industria, el comercio, los servicios y los/as consumidores de alimentos. Al respecto, cabe señalar que, hasta el momento, no hay pruebas de que el virus se transmita por los alimentos.
Sí hay estudios de laboratorio que demostraron que el SARS-CoV-2 puede persistir en superficies inanimadas de plástico, vidrio o metal (hasta 3 horas en aerosoles, 4 horas en superficies de cobre, 24 horas en cartón y hasta 2 o 3 días en superficies de acero inoxidable altamente contaminadas).
La estabilidad del virus en el medio ambiente depende de la temperatura, la humedad, las condiciones de las superficies y la carga viral presente. Los coronavirus humanos no son particularmente estables en superficies secas. Al igual que otros coronavirus conocidos, el SARS-CoV-2 es sensible a las temperaturas de cocción.
Además, y muy importante en favor de los consumidores y público general, este virus es muy sensible a los desinfectantes de base alcohólica, amonio cuaternario o agentes tensioactivos como los que se hallan en el jabón y el detergente. Dichas sustancias dañan sus superficies y los inactivan muy rápido.
En SUR sabemos la importancia de mantener la seguridad alimentaria dentro de los establecimientos gastronómicos que estan adaptando su sistema a la reapertura para abastecer la demanda de su publico.

